16 ago 2010

Doña

María tiene un vestido con florcitas, en la foto no se ve, pero ella en la espalda tiene un par de inmensas alas blancas con olor a amor, a verdad, a fortaleza y en ellas el brillo de las estrellas llena de luz todo lo que toca, a todo lo que mira, a todo lo que cuida y ama. Entre esas cosas estoy yo, si, yo.

Yo soy la beba, que doña Tomasa María tiene en brazos. En ese momento, en esa foto, estoy feliz. Estoy brillando porque me mira, me acaricia y estoy protegida por sus alas blancas, ante las peores amenazas del mundo.

Sus ojos no se ven, para describirlos tendría que inventar palabras mas hermosas que amor, dolor, ternura, corazón o suspiros. Para darles una mínima idea, son como los ojos de un enamorado pero miles de millones de veces más intensos, más profundos, más transparentes y más sinceros.

Tomasa María para el momento de la foto, ya es viuda de José -hombre y abuelo- al cual la vida no me dio tiempo a conocer pero, no se porque, desde siempre siento que me parezco mucho a él.

Tomasa María tiene 2 hijos. Un hombre, llamado Leonardo -él es mi tío- es la única persona que hasta en los peores momentos me sonríe y me arranca sonrisas. Y una mujer Nilda, mi nunca bien ponderada madre, la cual me tuvo con un tal Roberto, en un momento no muy indicado ni agradable para ellos, para mi y los melli -mis hnos-. Del alboroto yo soy rescatada por Tomasa María, quien sin dudar me abraza con sus alas blancas y me protege de la peor amenaza, la de los hombres.

Tomasa María es mi ángel, lamentablemente , nadie la puede ver. Yo si.
Lamentablemente nadie la puede tocar, oler, escuchar, sentir. Yo si.
No soy nadie especial, no tengo poderes mágicos, no hago brujerías, ni hechizos, nada de eso.

Simplemente lo deseo, lo deseo y Tomasa María aparece en mis sueños y hablamos, nos abrazamos y nos queremos, como en la foto.

La foto ese instante de felicidad que cada tanto se recrea en mis sueños, me hace sonreír por la noche como los bebes y suspirar por la tranquilidad de saber que me esta cuidando, porque se que ella no se olvida de mi, ni yo de ella.

Algunos dicen que murió en 1992 -hasta yo lo digo- es que a veces me olvido que nos vemos a escondidas y que esto es solo un juego, el juego de la vida, que en algún momento termina.
Para ella ya termino, para mi todavía no, pero la tengo a ella de ventaja y juntas hacemos trampa.

Archivo de un viejo blog con fecha 24 de noviembre de 2006

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